Una masa de hielo del tamaño de Vizcaya (2.500 kilómetros cuadrados) se ha desprendido de la lengua del glaciar Mertz en el Este de la Antártida al chocar con esta lengua un iceberg gigante a la deriva conocido como B-9B (de 97 kilómetros de longitud), según revelan las imágenes captadas por los satélites. La colisión se produjo hace tres semanas y ahora los dos icebergs flotan sin rumbo. Los científicos temen que este fenómeno afecte a la circulación de los océanos en todo el mundo y a la vida marina en la región.
La preocupación es que este desplazamiento masivo de hielo -el iceberg del tamaño de Vizcaya podría abastecer de agua a una tercera parte de la población mundial durante un año- altere la composición del agua del mar en la zona y el flujo normal del agua salada, densa y fría que transporta oxígeno a las corrientes oceánicas profundas. "La eliminación de esta lengua de hielo podría reducir el nivel de salinidad en el océano y afectar al ciclo de vida en el fondo del mar", ha dicho Rob Massom, uno de los científicos responsables de la División Antártica Australiana, a la agencia Reuters. Según Mario Hoppema, oceanógrafo del Instituto Alfred Wegener para la Investigación Polar y Marina de Alemania, "como consecuencia de este fenómeno, puede haber áreas oceánicas que pierdan oxígeno y, consecuentemente, muera la vida marina que hay allí".
A una mayor concentración de sal, mayor densidad del agua y un mayor flujo de la misma hacia el fondo del océano. La desaparición de ese gran bloque de hielo podría hacer descender ese flujo de agua, que se desparrama sobre la plataforma continental y conduce a ésta hacia el fondo del océano. Tal proceso actúa como una banda transportadora de las corrientes a los distintos océanos. Una alteración de ese flujo del agua hacia las profundidades modificaría el sistema de circulación de los océanos, que juega un importante papel en el clima global.
Massom ha subrayado que el desprendimiento de hielo del Mertz no está relacionado con el cambio climático, sino que tiene que ver con los movimientos naturales de las placas de hielo.
El iceberg B-9B es parte de otro más grande, de 5.000 kilómetros cuadrados, que se desprendió en 1987, convirtiéndose en una de las mayores masas de hielo de la Antártida. Este gigantesco iceberg estuvo a la deriva en dirección oeste antes de encallar en 1992. Recientemente, se soltó, quedando junto al Mertz.
El País
A una mayor concentración de sal, mayor densidad del agua y un mayor flujo de la misma hacia el fondo del océano. La desaparición de ese gran bloque de hielo podría hacer descender ese flujo de agua, que se desparrama sobre la plataforma continental y conduce a ésta hacia el fondo del océano. Tal proceso actúa como una banda transportadora de las corrientes a los distintos océanos. Una alteración de ese flujo del agua hacia las profundidades modificaría el sistema de circulación de los océanos, que juega un importante papel en el clima global.
Massom ha subrayado que el desprendimiento de hielo del Mertz no está relacionado con el cambio climático, sino que tiene que ver con los movimientos naturales de las placas de hielo.
El iceberg B-9B es parte de otro más grande, de 5.000 kilómetros cuadrados, que se desprendió en 1987, convirtiéndose en una de las mayores masas de hielo de la Antártida. Este gigantesco iceberg estuvo a la deriva en dirección oeste antes de encallar en 1992. Recientemente, se soltó, quedando junto al Mertz.
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