Todos sabemos que existen pesimistas y optimistas, y las personas que se consideran simplemente racionales y se posicionan en el medio. Sin embargo, hay otro grupo de personas que confunde ser optimista con estar siempre de buen humor. Llamémosle “pseudooptimista”.
Estas personas padecen una especie de alergia a los sentimientos como tristeza, depresión, enfado. Si muestras una de estas condiciones ante su presencia, te tacharán de su lista de contactos. Los pseudooptimistas, de hecho, son personas poco aconsejables como amigos, dado que no soportan que los demás se sientan mal. No comparten la suposición que cualquier depresión o tristeza son un estado especial en que se sumerge el ser humano para analizar a fondo los problemas.
Los pseudooptimistas comienzan el día mirándose en el espejo diciendo “qué guap@ que soy”. Seguramente han estudiado toneladas de autoayuda y tienen un consejo gratuito para cualquier situación. Se consideran un sol que entra en la vida de los demás con la recarga de energía positiva.
Un pseudooptimista no entiende que una persona sana pueda interesarse por temas como “suicidio entre adolecentes” y “accidentes de moto en la ciudad”. Las mujeres suelen vestir de rosa y los hombres ponen tanto brillo en el pelo que deslumbran a los conductores de moto arriba mencionados. Aunque de todas formas, hay más mujeres que hombres de esta especie.
El tratamiento para pseudooptimistas podría ser la inducción del cuerpo a un estado físico lamentable, como una buena resaca, si es que se dejan emborrachar...
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