Con seísmos tan destructivos como los de Haití y Chile, la gente se pregunta, ¿por qué no se pueden predecir si cientos de científicos monitorean los movimientos telúricos con el material más moderno? Los especialistas coinciden en que, a pesar de los adelantos tecnológicos, la ciencia aún no logra anticipar dónde, cuándo y con qué fuerza ocurrirán los tan temidos terremotos.
Hasta hoy no se conocen con precisión los parámetros que interactúan para originar un terremoto y cuantificar en forma temporal la energía que se acumula en las placas tectónicas terrestres y cuándo se va a romper la roca para liberar esa energía en forma elástica. Los expertos advierten que lo único que se puede hacer es construir casas antisísmicas porque los temblores no se pueden predecir ni detener.
El terremoto de Chile fue de más intensidad que el de Haití del pasado 12 de enero pero produjo menos víctimas por varias causas: el epicentro del seísmo estuvo a 115 kilómetros de Concepción, a una profundidad de 35 kilómetros; el epicentro del seísmo haitiano se registró en los arrabales de la capital. Por otra parte, Concepción está edificada sobre suelo rocoso, y Puerto Príncipe sobre tierra arcillosa; además, muchas viviendas chilenas se construyen con reglas antisísmicos, mientras en Haití las casas son muy precarias, con poco cemento y escasa varilla.
"El terremoto de Chile fue como una explosión más potente, pero más lejana, mientras que el de Haití ocurrió justo debajo de los pies de sus habitantes", comentó el geólogo Jorge Codignotto.
Haití espera con angustia otro temblor. Edmond Mulet, jefe de la misión de la ONU en Haití, hace poco más de un mes recordó a este corresponsal que es probable que el terremoto que devastó a Puerto Príncipe se repita antes de un año. Científicos y sismólogos han advertido que la falla tectónica que pasa por la capital haitiana sigue teniendo mucha energía y tensión acumulada, por lo que tarde o temprano va a volverse a rasgar y a romper, y se va a tener que ajustar. "Hay muchas probabilidades de otro seísmo fuerte en los próximos doce meses", dijo Mulet.
La Vanguardia, América, tierra de temblores
Actualmente no existe ningún método capaz de detectar dónde y cuándo se producirá (un terremoto) debido al comportamiento no lineal y bastante caótico que tienen los movimientos sísmicos. "Cuando se produce un terremoto, lo preceden otros muchos fenómenos pero se ha comprobado que no siempre se dan todos. En la actualidad, es imposible medir al mismo tiempo tantos parámetros sin la garantía de que se vaya a producir, de ahí la dificultad para detectarlos con antelación", explica Emilio Carreño, director de la Red Sísmica Nacional.
De momento, los expertos son capaces de calcular con bastante precisión dónde se producirán las sacudidas a largo plazo -por ejemplo, se espera un fuerte terremoto en California en los próximos 30 años- pero no con la antelación necesaria para que la población y los servicios de emergencias se preparen. Y es que, a pesar de los avances en sismología, siguen siendo imprevisibles.
Los geólogos monitorizan zonas en las que esperan que se produzcan terremotos y a veces detectan pequeños sismos y otros fenómenos que podrían indicar que un gran temblor está a punto de ocurrir. EEUU y Japón son dos de los países más afectados y los que más invierten en investigación.
España no está en un área de grandes terremotos aunque sí tiene una actividad sísmica relevante con sismos de magnitudes inferiores a 7,0 en la escala de Richter, capaces de generar graves daños. Los terremotos de Lisboa, en 1755, y el de 1969, que afectó a Andalucía, constituyeron una trágica excepción ya su magnitud fue mayor. La península Ibérica está situada en el borde sudoeste de la placa Euroasiática en su colisión con la placa Africana.
El Mundo, ¿Por qué es tan difícil predecir un terremoto?
La historia de Chile registra numerosos sismos y solo desde el año 1973 suman 13 los terremotos que tuvieron una magnitud en la escala Richter superior a los 7 grados.
Esto se debe a que la costa chilena se ubica justo en el límite entre dos placas tectónicas: la Sudamericana y la de Nazca, que se mueven una hacia la otra a una velocidad de alrededor de 8 centímetros al año, provocando un fenómeno de "subducción" que provoca una gran cantidad. Esa energía frecuentemente se libera a través de terremotos.
Quilmes Presente, Una zona de riesgo permanente
Hasta hoy no se conocen con precisión los parámetros que interactúan para originar un terremoto y cuantificar en forma temporal la energía que se acumula en las placas tectónicas terrestres y cuándo se va a romper la roca para liberar esa energía en forma elástica. Los expertos advierten que lo único que se puede hacer es construir casas antisísmicas porque los temblores no se pueden predecir ni detener.
El terremoto de Chile fue de más intensidad que el de Haití del pasado 12 de enero pero produjo menos víctimas por varias causas: el epicentro del seísmo estuvo a 115 kilómetros de Concepción, a una profundidad de 35 kilómetros; el epicentro del seísmo haitiano se registró en los arrabales de la capital. Por otra parte, Concepción está edificada sobre suelo rocoso, y Puerto Príncipe sobre tierra arcillosa; además, muchas viviendas chilenas se construyen con reglas antisísmicos, mientras en Haití las casas son muy precarias, con poco cemento y escasa varilla.
"El terremoto de Chile fue como una explosión más potente, pero más lejana, mientras que el de Haití ocurrió justo debajo de los pies de sus habitantes", comentó el geólogo Jorge Codignotto.
Haití espera con angustia otro temblor. Edmond Mulet, jefe de la misión de la ONU en Haití, hace poco más de un mes recordó a este corresponsal que es probable que el terremoto que devastó a Puerto Príncipe se repita antes de un año. Científicos y sismólogos han advertido que la falla tectónica que pasa por la capital haitiana sigue teniendo mucha energía y tensión acumulada, por lo que tarde o temprano va a volverse a rasgar y a romper, y se va a tener que ajustar. "Hay muchas probabilidades de otro seísmo fuerte en los próximos doce meses", dijo Mulet.
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Actualmente no existe ningún método capaz de detectar dónde y cuándo se producirá (un terremoto) debido al comportamiento no lineal y bastante caótico que tienen los movimientos sísmicos. "Cuando se produce un terremoto, lo preceden otros muchos fenómenos pero se ha comprobado que no siempre se dan todos. En la actualidad, es imposible medir al mismo tiempo tantos parámetros sin la garantía de que se vaya a producir, de ahí la dificultad para detectarlos con antelación", explica Emilio Carreño, director de la Red Sísmica Nacional.
De momento, los expertos son capaces de calcular con bastante precisión dónde se producirán las sacudidas a largo plazo -por ejemplo, se espera un fuerte terremoto en California en los próximos 30 años- pero no con la antelación necesaria para que la población y los servicios de emergencias se preparen. Y es que, a pesar de los avances en sismología, siguen siendo imprevisibles.
Los geólogos monitorizan zonas en las que esperan que se produzcan terremotos y a veces detectan pequeños sismos y otros fenómenos que podrían indicar que un gran temblor está a punto de ocurrir. EEUU y Japón son dos de los países más afectados y los que más invierten en investigación.
España no está en un área de grandes terremotos aunque sí tiene una actividad sísmica relevante con sismos de magnitudes inferiores a 7,0 en la escala de Richter, capaces de generar graves daños. Los terremotos de Lisboa, en 1755, y el de 1969, que afectó a Andalucía, constituyeron una trágica excepción ya su magnitud fue mayor. La península Ibérica está situada en el borde sudoeste de la placa Euroasiática en su colisión con la placa Africana.
El Mundo, ¿Por qué es tan difícil predecir un terremoto?
La historia de Chile registra numerosos sismos y solo desde el año 1973 suman 13 los terremotos que tuvieron una magnitud en la escala Richter superior a los 7 grados.
Esto se debe a que la costa chilena se ubica justo en el límite entre dos placas tectónicas: la Sudamericana y la de Nazca, que se mueven una hacia la otra a una velocidad de alrededor de 8 centímetros al año, provocando un fenómeno de "subducción" que provoca una gran cantidad. Esa energía frecuentemente se libera a través de terremotos.
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